En el fondo del mar estrellado,
tu sonrisa relucía brillante,
seguramente hubiera sido
por tu corazón enamorado.
Entre las olas me encuentro,
olas de tu cabello ondulado,
y por ello soy el navegante
de tu cuerpo dulce y salado.
Nuestros húmedos labios
son la puerta del alma,
que con nuestra piratería
dejamos a nuestro corazón abordado.
Por cañones nuestros besos,
por balas nuestras caricias,
y nuestros gemidos
son los ruidos de los disparos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario